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Cuando llegue el momento, su mal será proverbial, y como lamento les cantarán esta endecha:

«Hemos sido destruidos por completo.
Dios ha cambiado la suerte de nuestro pueblo.
¡Nos ha quitado nuestros campos!
¡Se los ha dado a otros en propiedad!»

Así que no habrá quien reparta terrenos por sorteo en la congregación del Señor.

Ustedes ordenan a los profetas que no profeticen, y dicen que no tendrán de que avergonzarse.

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